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Mary, the mother of Jesus/es: Difference between revisions

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En 1984 la Virgen María dijo:
En 1984 la Virgen María dijo:


<blockquote>Vivo con la profecía de Fátima. Vivo con su mensaje. Y voy de puerta en puerta y de corazón en corazón llamando, preguntando por quienes quieran venir y rezar conmigo; rezad a la llama violeta, o haced el rosario, o los llamados al Arcángel Miguel. Pero sobre todo, rezad. Porque con vuestra oración se extiende la puerta abierta y los ángeles llegan atravesando el velo para evitar el desastre y la calamidad<ref>Virgen María, “The Continuity of Being (La continuidad del ser)”, {{POWref-es|27|63|, 30 de diciembre de 1984}}</ref>.</blockquote>
<blockquote>Vivo con la profecía de Fátima. Vivo con su mensaje. Y voy de puerta en puerta y de corazón en corazón llamando, preguntando por quienes quieran venir y rezar conmigo; rezad a la llama violeta, o haced el rosario, o los llamados al [[Special:MyLanguage/Archangel Michael|Arcángel Miguel]]. Pero sobre todo, rezad. Porque con vuestra oración se extiende la puerta abierta y los ángeles llegan atravesando el velo para evitar el desastre y la calamidad<ref>Virgen María, “The Continuity of Being (La continuidad del ser)”, {{POWref-es|27|63|, 30 de diciembre de 1984}}</ref>.</blockquote>


Gracias a su intercesión han ocurrido milagros una y otra vez. Cuando se tiró la bomba atómica sobre Hiroshima en 1945, ocho hombres que vivían a ocho calles del centro de la explosión nuclear salieron milagrosamente ilesos. Uno de ellos, el padre Hubert Shiffner, S.J., explicó que «en esa casa se rezaba el rosario cada día. En esa casa vivíamos el mensaje de Fátima»<ref>Francis Johnston, ''Fatima: The Great Sign (Fátima: la gran señal)'' (Washington, N.J.: AMI Press, 1980), pág 139.</ref>.
Gracias a su intercesión han ocurrido milagros una y otra vez. Cuando se tiró la bomba atómica sobre Hiroshima en 1945, ocho hombres que vivían a ocho calles del centro de la explosión nuclear salieron milagrosamente ilesos. Uno de ellos, el padre Hubert Shiffner, S.J., explicó que «en esa casa se rezaba el rosario cada día. En esa casa vivíamos el mensaje de Fátima»<ref>Francis Johnston, ''Fatima: The Great Sign (Fátima: la gran señal)'' (Washington, N.J.: AMI Press, 1980), pág 139.</ref>.